10 de septiembre de 2009

Feliz Día del Maestro

10 de septiembre de 2009
Adiós, maestra


La frase “adiós maestra” puede sonar un poco “olfa”. Pero ¿por qué ocultar que uno se encariña con una maestra o maestro?

¿Por qué ocultar que uno llega a sentir cariño y amistad por esa persona que brinda todo su tiempo y su paciencia para que aprendamos, para que aprovechemos nuestro tiempo y, muchas veces, para acompañarnos cuando nos sentimos mal?

Pero a diferencia de los padres, las maestras y maestros no pasan su vida junto a nosotros. Si cambiamos de colegio, si cambiamos de turno o si cambiamos de grado, dejamos de tener contacto con ellos. No todos los maestros son iguales: hay uno del que nos encariñamos, uno que nos enseña con especial sabiduría, que sabe cuáles son los temas que nos interesan y cómo transmitirnos igual aquellos temas que nunca nos interesarán. Una maestra o maestro cuyas anécdotas nos resultan sabias e importantes. Y de pronto, cambiamos de colegio, de grado o de turno, y ese maestro ya no está. Sentimos que se nos acaba el mundo: ya no aprenderemos nunca más nada. Ya nadie nunca más nos acompañará ni nos entenderá.

No es así: un verdadero buen maestro es precisamente aquel que nos sigue enseñando cuando ya no está. Un verdadero buen maestro es el que nos deja sus enseñanzas en la memoria y nos brinda métodos para afrontar los desafíos sin que necesariamente tenga que estar él presente. Un verdadero buen maestro no es imprescindible, lo imprescindible son las enseñanzas que nos deja.

Un verdadero buen maestro es el que nos convierte en buenos alumnos: un buen alumno es aquel que puede poner en práctica lo que le enseñaron. Es como aprender a andar en bicicleta: primero necesitás que te empujen, pero sólo podés decir que aprendiste cuando podés andar solo. Si no te hubieran empujado, jamás hubieras aprendido; pero si nunca dejan de empujar, nunca aprenderás.

Uno solo puede decir que aprendió, cuando ya el maestro no está a su lado. Es un poco triste, pero es verdad. Por eso, a diferencia de los parientes y amigos, siempre hay un día en que debemos decirle adiós al maestro o a la maestra. Es el día en que más importante empieza a ser ese maestro para nosotros. Y se puede asegurar que un buen maestro es una de las cosas más tiernas que vas a recordar en la vida.

Marcelo Birmarjer

0 comentarios: